Composición farmacéutica para su utilización en el tratamiento de la insuficiencia cardiaca crónica,

quecomprende un derivado de la pirazolopirimidonona representado por la fórmula química 1 siguiente**Fórmula**

como principio activo.

Composiciones farmacéuticas para el tratamiento de la insuficiencia cardiaca crónica, que comprenden un compuesto derivado de la pirazolopirimidinona.

Campo técnico

La presente invención se refiere a una composición farmacéutica para tratar la insuficiencia cardiaca crónica (CHF) que incluye, como principio activo efectivo, 5-[2-propiloxi-5- (1-metil-2-pirrolidinil-etil-amidosulfonil) fenil]-1-metil-3propil-1, 6-dihidro-7H-pirazolo (4, 3-d) -pirimidina-7-ona.

Antecedentes de la técnica El corazón consta de cuatro cavidades, dos aurículas (cavidades superiores) y dos ventrículos (cavidades inferiores) , y cuatro válvulas principales. Cuando el corazón late, la aurícula derecha recibe la sangre venosa corporal. Ésta atraviesa entonces la válvula tricúspide hacia el ventrículo derecho. A la vez, la sangre oxigenada en los pulmones fluye hacia la aurícula izquierda, atravesando entonces la válvula mitral hacia el ventrículo izquierdo. La contracción del ventrículo derecho propulsa la sangre recogida en la aurícula derecha hacia los pulmones, en los que la sangre venosa extrae oxígeno. La sangre oxigenada vuelve a la aurícula izquierda y fluye hacia abajo alventrículo izquierdo. Éste se contrae para empujar la sangre hacia el organismo. De las cuatro válvulas cardiacas, dos de ellas evitan que la sangre fluya contracorriente entre una aurícula y un ventrículo, evitando las otras dos válvulas el flujo contracorriente de la sangre entre un ventrículo y una arteria. El corazón late para suministrar sangre a todo el organismo. La sangre bombeada desde el corazón, circula en el organismo para suministrar oxígeno y nutrientes a los tejidos y transportar los productos de desecho fuera de éstos. El volumen de la sangre expelida por el corazón con cada latido, varía dependiendo de la actividad física. Se requiere un volumen relativamente pequeño de sangre durante el tiempo que se está en reposo, mientras que para el ejercicio, es necesario un gran volumen. De esta forma, el corazón late lenta o rápidamente según la demanda de sangre, llevando a la relajación y contracción de los vasos sanguíneos.

La insuficiencia cardiaca es un estado patofisiológico en el que el corazón pierde su capacidad de bombear una cantidad suficiente de sangre para cubrir las necesidades tisulares del organismo, y tiene como causa diversos factores. Cuando el músculo cardiaco no puede contraerse o relajarse con suficiente fuerza, la circulación sanguínea resulta dificultosa, y un volumen sanguíneo más grande se acumula en cada cavidad del corazón y de los pulmones. Cuando esto sucede, el corazón intenta compensar esta situación agrandándose para bombear más sangre a los tejidos u órganos. Cuando esta situación es duradera, el esfuerzo compensatorio alcanza su límite, provocando problemas más graves. En particular, al estado en el que la capacidad de bombeo del corazón se debilita gradualmente, se le denomina insuficiencia cardiaca crónica. Los procedimientos del organismo para compensar esta situación incluyen una elevación del pulso, agrandamiento cardiaco (dilatación) y retención de líquidos. Ya que la descompensación cardiaca se acompaña de congestión, se alude también a la insuficiencia cardiaca crónica como insuficiencia cardiaca congestiva.

Según la American Heart Association, la insuficiencia cardiaca afecta a alrededor de cinco millones de americanos, diagnosticándose cada año 550.000 nuevos casos. Asimismo, aproximadamente 1% de los individuos de 50 años de edad o mayores, y aproximadamente 5% de los que tienen más de 75 años o más, presentan insuficiencia cardiaca. Aproximadamente 10% de los pacientes diagnosticados de insuficiencia cardiaca mueren a causa de ella en el plazo de un año, produciéndose la defunción del 50% de los pacientes en el plazo de cinco años.

La insuficiencia cardiaca crónica puede tener como causa algunas patologías, considerándose que éstas constituyen las causas principales de la disminución de la función cardiaca. Sin embargo, otros factores pueden contribuir al desarrollo de la insuficiencia cardiaca en pacientes que han vivido relativamente bien durante largo tiempo, incluso si han padecido una enfermedad que provoque la insuficiencia cardiaca. Las causas habituales de la insuficiencia cardiaca incluyen una pre- y postcarga excesiva, el flujo sanguíneo alterado hacia los ventrículos, una función cardiaca defectuosa provocada por la isquemia miocárdica, y la patología miocárdica primaria. Los factores que contribuyen a la insuficiencia cardiaca incluyen la endocarditis infecciosa, la miocarditis aguda, la hipertensión incontrolada, el infarto miocárdico agudo, el embolismo pulmonar, diversas infecciones, anemia, hipertiroidismo, embarazo, estrés físico y mental, consumo excesivo de alcohol, e ingestión alimentaria excesiva.

Los síntomas del fallo cardiaco varían dependiendo de la gravedad de la enfermedad, pero el síntoma más habituales la respiración dificultosa. Ésta se presenta sólo durante el ejercicio en las etapas tempranas, pero se produce incluso sin actividad física cuando la insuficiencia cardiaca se agrava. Cuando alguien está acostado, la respiración resulta más dificultosa debido a la diferencia en el volumen de la sangre que penetra en el corazón. Otros síntomas incluyen tos, estertores secos pulmonares, palpitaciones, náuseas, confusión, enuresis, oliguria, edema sistémico, ascitis, malestar superior abdominal, dolor e hinchazón, comienzo rápido del cansancio, y debilidad general.

La insuficiencia cardiaca se diagnostica mediante examen físico, que se basa en la historia personal y familiar, o mediante la evaluación de anormalidades en el ventrículo izquierdo o en las válvulas. Se llevan a cabo la electrocardiografía, la ecocardiografía y la cateterización cardiaca para evaluar la función del corazón y detectar la patología arterial coronaria y el infarto miocárdico.

El tratamiento de la insuficiencia cardiaca crónica se realiza con la eliminación de los factores coadyuvantes, el tratamiento de las enfermedades como causas fundamentales, la reducción de la sal en la dieta, la reducción de las precargas utilizando diuréticos, y la reducción de las postcargas utilizando vasodilatadores. La digoxina o las aminas simpatomiméticas que actúan para aumentar la contractibilidad miocárdica, son útiles también en el tratamiento de la insuficiencia cardiaca crónica.

Los vasodilatadores, tales como los inhibidores de enzima convertidora de la angiotensina (ACE) , nitratos, y la hidralazina, se emplean primariamente para tratar la insuficiencia cardiaca crónica. La tiazida o los diuréticos del asa de Henle pueden administrarse en los estadios tempranos de la terapia, porque pueden reducir la retención de líquidos. Los glicósidos digitálicos se han utilizado también para tratar la insuficiencia cardiaca. Se ha informado que los bloqueadores beta, tales como el carvedilol, el metopropol y el bisopropol, son efectivos en la insuficiencia cardiaca crónica.

Los inhibidores ACE activan cGMP, que induce la relajación de los músculos lisos vasculares, para agrandar los vasos sanguíneos arteriales. De los inhibidores ACE, enalapril, captopril y lisinopril aumentan las tasas de supervivencia de pacientes con insuficiencia cardiaca crónica, y quinapril y fosinopril alivian los síntomas en pacientes con disfunción del ventrículo izquierdo. De esta forma, los inhibidores ACE reducen la morbilidad y la mortalidad de pacientes con la insuficiencia cardiaca, debida a la disfunción del ventrículo izquierdo, utilizándose de esta forma para tratar la insuficiencia cardiaca crónica. De este modo, el losartan, que actúa en el sistema reninaangiotensina (RAS) , se espera que tenga efectos terapéuticos sobre la insuficiencia cardiaca, habiendo los ensayos clínicos, hasta la fecha, demostrado su eficacia terapéutica en la insuficiencia cardiaca crónica. Sin embargo, el uso de losartan se restringe en caso de pacientes con hipotensión, pudiendo afectar a la función renal y a los niveles de potasio en el organismo. La tos crónica se observa en el 10% de pacientes. Igualmente, otros efectos secundarios incluyen mareos debido a la baja presión sanguínea, erupciones dérmicas, e hinchamiento repentino de labios y mejillas.

Los bloqueadores del receptor de la angiotensina II se utilizan en pacientes que no pueden tolerar los efectos secundarios de los inhibidores ACE. Mejoran los síntomas de la insuficiencia cardiaca mediante un mecanismo de acción similar al de los inhibidores ACE. Se encuentran en curso ensayos para examinar... [Seguir leyendo]

1. Composición farmacéutica para su utilización en el tratamiento de la insuficiencia cardiaca crónica, que comprende un derivado de la pirazolopirimidonona representado por la fórmula química 1 siguiente [fórmula química 1] 10 como principio activo.

2. Composición farmacéutica para su utilización según la reivindicación 1, que inhibe los cambios morfológicos cardiacos en la insuficiencia cardiaca crónica.

3. Composición farmacéutica para su utilización según la reivindicación 1, que inhibe el agrandamiento de la cavidad ventricular y el cambio del grosor de la pared ventricular en la insuficiencia cardiaca crónica.

4. Utilización de un derivado de la pirazolopirimidinona representado por la fórmula química siguiente [fórmula química 1] en la preparación de una formulación farmacéutica para el tratamiento de la insuficiencia cardiaca crónica.