Utilización de electrolitos para reforzar la función barrera de la piel.

Utilización cosmética, no terapéutica del cloruro sódico y de la glicerina en preparados cosméticos parareforzar la función barrera de la piel,

de manera que los preparados tengan un contenido del 0,05-30% en peso decloruro sódico y un 1-30% en peso de glicerina, respecto a la composición total.

Utilización de electrolitos para reforzar la función barrera de la piel

La presente invención se refiere a la utilización de electrolitos para la fabricación de preparados cosméticos o dermatológicos para el tratamiento y la prevención de la piel seca así como a la utilización de electrolitos para la fabricación de preparados cosméticos y dermatológicos para el tratamiento y la prevención de la piel seca y para reforzar la función barrera de la piel.

La piel es el órgano más grande del hombre. Entre sus múltiples funciones (por ejemplo, la regulación térmica y como órgano sensorial) la función de barrera, que evita que se seque la piel (y por tanto en definitiva todo el organismo) , es probablemente la más importante. Al mismo tiempo, la piel actúa como dispositivo de protección ante la penetración y la absorción de sustancias procedentes del exterior. Esta función barrera es activada por la epidermis, que como capa externa constituye la propia envoltura protectora frente al exterior. Con aproximadamente una décima parte del grosor total es al mismo tiempo la capa más fina de la piel.

La epidermis es un tejido estratificado, en el cual la capa externa, la capa de la córnea (Stratum corneum) , representa la parte significativa para la función barrera. Se desgasta en su contacto con el medio ambiente y por tanto se encuentra en un proceso de renovación constante, de manera que va desprendiendo pequeñas escamas y en su interior se reproduce el material lipídico y celular.

El modelo de piel de Elias admitido por el mundo de los profesionales (P.M.Elias, Structure and Function of the Stratum Corneum Permeability Barrier, Drug Dev Res. 13, 1988, 97-105) describe la capa córnea como un sistema de dos componentes, similar a un muro de ladrillos (modelo de mortero-ladrillos) . En este modelo, las células de la córnea (corneocitos) equivalen a los ladrillos, la membrana lipídica agrupada de forma compleja en los espacios intercelulares equivale al mortero. Este sistema representa básicamente una barrera física contra las sustancias hidrófilas, pero debido a su estructura estrecha y de varias capas, solamente puede ser atravesada por las sustancias lipófilas. La estructura especial de la capa córnea protege por un lado la piel y por otro lado estabiliza su propia flexibilidad al enlazarse a una cantidad determinada de agua.

Las cargas mecánicas como las fuerzas de presión, de choque o de cizalladura también pueden ser absorbidas en una medida sorprendente por la propia capa córnea o bien por esta capa unida a las capas de la piel más profundas. Fuerzas mayores de presión o de cizalladura se transmitirán o bien circularán por el dentado de la epidermis con la dermis por las capas profundas de la piel.

La regulación del contenido en agua y humedad es una de las funciones más importantes de la membrana lipídica epidérmica. En general no solamente ejerce una función barrera contra las influencias químicas y físicas, sino que también mantiene unida la capa córnea.

Los lípidos de la capa córnea constan básicamente de ceramidas, ácidos grasos libres, colesterol así como sulfato de colesterol y se encuentran distribuidos por toda la capa córnea. La composición de estos lípidos tiene una importancia decisiva para la función intacta de la barrera epidérmica y por tanto para la permeabilidad del agua de la piel.

Incluso en una limpieza de la piel con ayuda de un simple baño de agua – sin adición de tensoactivos – inicialmente se produce una inflamación de la capa córnea de la piel. El grado de esta inflamación depende, entre otras cosas, de la duración del baño y de su temperatura. Al mismo tiempo se lavan las sustancias, como por ejemplo, los componentes de suciedad solubles en agua, pero también las sustancias propias de la piel, que son responsables de la capacidad de enlace al agua de la capa córnea. En cierto modo también se lavan las grasas de la piel debido a las sustancias tensoactivas propias de ella. Esto motiva, tras una inflamación inicial, un secado posterior de la piel, que puede verse claramente reforzado por los aditivos activos en el lavado.

En el caso de una piel sana estos procesos son en general irrelevantes puesto que los mecanismos de protección de la piel pueden compensar fácilmente esos ligeros trastornos de las capas cutáneas superiores. Pero en el caso de desviaciones no patológicas del estado normal, por ejemplo, por trastornos de desgaste condicionados al medio ambiente o bien irritaciones, trastornos ópticos, piel envejecida etc.. se altera el mecanismo protector en la superficie de la piel.

En el caso de una piel envejecida, por ejemplo, se relentece la renovación regenerativa, por lo que se reduce la capacidad de unión al agua de la capa córnea. Esta se volverá inflexible, seca y agrietada (piel “fisiológicamente” seca) . La consecuencia es un trastorno barrera. La piel se mostrará sensible a las influencias ambientales como la invasión de microorganismos, toxinas y alérgenos. A consecuencia de ello pueden producirse reacciones cutáneas alérgicas o tóxicas.

En el caso de una piel patológicamente seca y sensible, existe un trastorno barrera a priori. Los lípidos intercelulares se forman de forma deficitaria o en una cantidad o composición insuficiente. La consecuencia es una elevada permeabilidad de la capa córnea y una protección no satisfactoria de la piel por pérdida de sustancias higroscópicas y de agua.

El efecto barrera de la piel puede ser cuantificado al determinar la pérdida de agua transepidérmica (TEWL - transepidermal water loss) . Se trata de la dilución del agua del interior del cuerpo sin incluir la pérdida de agua por sudar. La determinación del valor TEWL ha demostrado ser extraordinariamente informativa y puede emplearse para el diagnóstico de la piel agrietada, para determinar la tolerancia de los tensoactivos de tipo químico incorporados de forma diferente y de sustancias similares.

Para la belleza y elegancia o esbeltez de la piel tiene una gran importancia el porcentaje en agua en la capa cutánea superior. Se puede influir favorablemente en ella introduciendo reguladores de la humedad.

Los tensoactivos aniónicos, que se encuentran en los componentes generales de los preparados detergentes, pueden elevar el valor del pH en la capa córnea de manera continuada, lo que obstaculiza los procesos regenerativos que sirven para restablecer y renovar la función barrera de la piel. En este caso en la capa córnea entre la regeneración y la pérdida de sustancias esenciales mediante una extracción periódica se ajusta un nuevo estado de equilibrio, frecuentemente muy desfavorable, que altera de forma decisiva la imagen externa de la piel y el funcionamiento fisiológico de la capa córnea.

Por cuidado de la piel en el sentido de la presente invención se entiende en primer lugar que la función natural de la piel como barrera se refuerza o regenera contra las influencias ambientales (por ejemplo, suciedad, sustancias químicas, microorganismos) y contra la pérdida de las sustancias propias del cuerpo (por ejemplo, agua, lípidos, electrolitos) .

Los productos para el cuidado, tratamiento y limpieza de la piel seca y agrietada son ya conocidos. En general su aportación para la regeneración de una capa córnea fisiológicamente intacta, hidratada y lisa se encuentra limitada temporalmente y en volumen.

La acción de pomadas y cremas sobre la función barrera y la hidratación de la capa córnea se basa esencialmente en el recubrimiento (oclusión) de la zona de la piel tratada. La pomada o crema equivale por así decirlo a una (segunda) barrera artificial, que debe evitar la pérdida de agua de la piel. Esta barrera física puede ser eliminada fácilmente con jabones especiales, de manera que se vuelva al estado dañado original. Además con un tratamiento periódico se reduce el efecto protector de la piel. Tras reducir o eliminar el uso del producto la piel vuelve muy rápidamente al estado previo al inicio del tratamiento. Con determinados productos el estado de la piel empeora de una manera rápida. Una acción continuada de un producto no se suele conseguir o bien solamente de un modo limitado.

La acción o el efecto de algunos preparados farmacéuticos en la función barrera de la piel consiste, por lo tanto, en una lesión o alteración selectiva de la barrera, que debe facilitar que los principios activos puedan penetrar al cuerpo a través de la piel. Un cuadro alterado de la piel resulta ser algo que se adquiere gratuitamente como efecto secundario.

La acción de los jabones o productos para el cuidado de la piel consiste básicamente en un desengrasado eficiente con sustancias similares... [Seguir leyendo]

1. Utilización cosmética, no terapéutica del cloruro sódico y de la glicerina en preparados cosméticos para reforzar la función barrera de la piel, de manera que los preparados tengan un contenido del 0, 05-30% en peso de cloruro sódico y un 1-30% en peso de glicerina, respecto a la composición total.

2. Utilización conforme a la reivindicación 1, en la que los preparados contienen un 1-5% en peso de cloruro sódico.

3. Utilización conforme a la reivindicación 1 o 2, en la que los preparados contienen un 1-20% en peso, preferiblemente un 1-15% en peso de glicerina.

4. Utilización de cloruro sódico y glicerina para la fabricación de preparados dermatológicos para reforzar la

función barrera de la piel, donde los preparados presentan un contenido del 0, 05-30% en peso de cloruro sódico y un 1-30% en peso de glicerina, respecto a la composición total.

5. Utilización conforme a la reivindicación 4, en la que los preparados contienen hasta un 5% en peso de cloruro sódico.

6. Utilización conforme a la reivindicación 4 ó 5, en la que los preparados contienen hasta un 20% en peso, preferiblemente un 1-15% en peso de glicerina.