Composición de gel para el uso en el tratamiento y/o prevención de fotodaño a la piel,

envejecimiento cutáneo y/o cáncer de piel, basándose en extracto de Pothomorphe umbellata comprendiendo un extracto estandarizado de Pothomorphe umbellata que contiene una gama de 0.005 a 20.0% de 4-nerolidilcatecol en la composición

Uso de extracto de Pothomorphe umbellata y composición de gel a base de extracto de Pothomorphe umbellata.

Campos comprendidos por la invención

La presente invención se aplica al campo de la Farmacia y de la Medicina y se refiere al uso del extracto de Pothomorphe umbellata para preparar composiciones dermocosméticas o farmacéuticas para el tratamiento y/o prevención de fotodaños en la piel, envejecimiento cutáneo y/o cáncer de piel. Otra forma de uso es la aplicación de composiciones dermocosméticas o farmacéuticas a base de extracto de Pothomorphe umbellata, para tratar y/o prevenir el daño provocado a la piel por la exposición excesiva a los rayos ultravioleta del sol y a lámparas de bronceado artificial y alteraciones provocadas por el envejecimiento cronológico.

Antecedentes de la técnica

La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y es constantemente expuesto a las fuentes generadoras de radicales libres, como radiación ultravioleta, contaminantes del aire y radiación ionizante. La exposición múltiple a la radiación solar, sin la protección apropiada, puede producir efectos indeseables, tales como fotoenvejecimiento y fotocarcinogénesis (TEDESCO, et al., 1997).

El envejecimiento es seguido de una reducción progresiva de las funciones orgánicas y un aumento en la vulnerabilidad a enfermedades. Particularmente en lo que se refiere a la piel, muchas disminuciones funcionales y patologías asociadas a la edad de la gente son el resultado acumulativo de agresiones medioambientales sufridas durante el envejecimiento intrínseco (GILCHREST & YAAR, 1992). El envejecimiento intrínseco es definido como los cambios que ocurren en todos los individuos durante el transcurso del tiempo, mientras que el fotoenvejecimiento es el recubrimiento de cambios atribuidos a la exposición solar en todo el proceso de envejecimiento (GILCHREST & YAAR, 1998). A diferencia del envejecimiento intrínseco, la piel fotoenvejecida no sólo se caracteriza por una exacerbación de los cambios provocados por el envejecimiento cronológico, sino también por la presencia de alteraciones cualitativamente diferentes inducidas por la exposición al sol (GILCHREST, 1996).

Las alteraciones degenerativas consecuentes de exposiciones repetitivas a radiación solar ocurren en primer lugar en áreas que padecen más exposición, tales como la cara, cuello, brazos y manos. (DELLA CARBONARE & PATHAK, 1992). De forma macroscópica, la piel fotoenvejecida como una superficie seca nodular y con un aspecto que se asemeja al cuero, con arrugas profundas, surcos acentuados, bolsas y partes prominentes. Por otro lado, el envejecimiento cronológico (intrínseco) resulta en arrugas finas, cambio del tono y flaccidez de la piel (EMERIT, 1992 RANGARAJAN & ZATZ, 1999). Además, en la piel fotoenvejecida, tenemos la presencia de neoplasmas malignos y premalignos (TAYLOR et al., 1990).

Aquellos efectos parecen estar asociados con el impacto directo de fotones en ADN celular y con el impacto directo de radicales libres y especies reactivas de oxígeno generadas a partir de la absorción de radiación ultravioleta por moléculas fotosensibles (DELLA CARBONARE & PATHAK, 1992). Las consecuencias de este impacto son la alteración del modelo de expresión genética y el daño a los componentes celulares (SCHARFFETER-KOCHANEK, 1997). Un ejemplo es la inducción de síntesis de metaloproteinasas por los fibroblastos. Estas enzimas son responsables de la degradación de componentes conjuntivos del tejido, tales como el colágeno, la elastina, los proteoglicanos y la fibronectina (SCHARFFETER-KOCHANEK, 1997 ONISHI et al, 2000).

Por otro lado, la piel tiene una variedad de antioxidantes, tales como sistemas enzimáticos, peso molecular bajo antioxidantes apolares y polares, capaces de inhibir el daño oxidativo. La vitamina E es el antioxidante exógeno lipofílico más importante encontrado en los tejidos. Actúa junto con enzimas antioxidantes, tales como la glutationa peroxidasa, la catalasa y la superóxido-dismutasa, al igual que con moléculas más pequeñas como ácido ascórbico, glutationa y ácido úrico. La degradación directa del α-tocoferol por radiación UV y la formación de sus radicales pueden influir en los otros antioxidantes del sistema, como la vitamina C. Uno de los primeros eventos en la célula expuesta a radiación ultravioleta es la inducción de peroxidación lipídica. Estudios "In vitro", que estudian la oxidación de lipoproteínas de baja densidad, demuestran que la peroxidación lipídica ocurre cuando la vitamina E es casi completamente degradada. (ESTERBAUER et al., 1993). Como se ha mencionado, la degradación indirecta del α-tocoferol ocurre por la reacción con radicales de peroxilo y la formación de productos oxidados de α-tocoferol tales reacciones ocurren predominantemente en el núcleo lipídico de la célula.

Hay al menos tres vías a través de las cuales la concentración de antioxidantes puede ser afectada por radiación ultravioleta: (1) absorción de luz directa, (2) reacción con especies reactivas de oxígeno generadas por las reacciones de fotosensibilización y (3) mecanismo de recuperación en el que un antioxidante se ahorra a costa del otro (Lopez-Torres et al., 1998).

La tensión oxidativa crónica, como ocurre en la vida moderna debido a la exposición excesiva al sol y al aumento de impurezas atmosféricas, puede justificar una suplementación con antioxidantes, para retardar el proceso de envejecimiento cutáneo (EMERIT, 1992).

En este contexto, la aplicación tópica de antioxidantes ha sido considerada una estrategia prometedora en la prevención de este daño oxidativo a la piel. Considerables datos preclínicos (BISSET, 1990 Lopez-Torres et al, 1997 FUCHS, 1998) y clínicos (MAYER; 1993) fueron obtenidos indicando el uso potencial del α-tocoferol en la prevención de fotodaño a la piel. Además el α-tocoferol, otras sustancias de origen vegetal, tales como flavonoides y otros compuestos fenólicos, han sido propuestos para la aplicación tópica para prevenir el fotodaño a la piel (BONINA et al., 1996 SAIJA et al., 1998), ofreciendo ventajas, como fácil obtención y menor coste de producción.

Otros antioxidantes han sido estudiados para ser usados en cosméticos para prevenir el fotodaño. Entre éstos, la vitamina C; compuestos de ácido nitroso que controlan la formación de peróxido; iones zinc y manganeso que sirven de nutrientes para bacterias nativas de la dermis, acelerando la secreción de sustancias activas, tales como la enzima superóxido dismutasa y antes del α-tocoferol (FOX, 2000).

Entre las estrategias empleadas en la prevención del fotodaño a la piel, podemos señalar el uso de lociones protectoras (BISSET et al., 1987), de tretinoina (FISCHER et al., 1998), de alfa-hidroxiácidos (GILCHREST; 1996) y antioxidantes (FOX, 2000). Como se ha mencionado, las especies reactivas de oxígeno son parcialmente responsables del daño provocado a la piel por una exposición excesiva a la radiación ultravioleta (FUCHS et al., 1989 SCHARFFETTER-KOSCHANEK, 1997). Por lo tanto, una reducción en la carga de especies reactivas de oxígeno producida por la exposición a radiación UV representa una estrategia muy prometedora de protección contra el foto-daño.

Hoy en día, se atrae la atención hacia los antioxidantes de origen vegetal. Antioxidantes originados de productos naturales que ofrecen nuevas posibilidades de tratamiento para enfermedades mediadas por tensión oxidativa. Algunas enzimas y compuestos secundarios de plantas altas fueron capaces de proteger tejidos contra la tensión oxidativa a través de los radicales libres y la inhibición o captura de especies reactivas de oxígeno. (LARSON, 1988). Un estudio "In vitro" investigó el uso potencial de un extracto de romero (Rosmarinus officinales) en el control del fotodaño a la piel (FOX, 2000). El uso de flavonoides (quercetina, hesperetina y apigenina) como agentes fotoprotectores fue investigado. Debido al hecho de que ellos inhiben la peroxidación lipídica de liposomas de fosfatidilcolina expuestos a UV y debido al hecho de que ellos presentan una buena permeación cutánea, se sugiere que la aplicación tópica de flavonoides puede ser una buena opción para el tratamiento de enfermedades provocadas o exacerbadas por la radiación ultravioleta en la piel (BONINA et al., 1996).

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1. Composición de gel para el uso en el tratamiento y/o prevención de fotodaño a la piel, envejecimiento cutáneo y/o cáncer de piel, basándose en extracto de Pothomorphe umbellata comprendiendo un extracto estandarizado de Pothomorphe umbellata que contiene una gama de 0.005 a 20.0% de 4-nerolidilcatecol en la composición.

2. Composición de gel para el uso según la reivindicación 1 donde dicha composición se presenta para uso tópico.

3. Composición de gel para el uso en el tratamiento y/o prevención de fotodaño a la piel, envejecimiento cutáneo y/o cáncer de piel comprendiendo:

a) carboximetilcelulosa de 0.01 a 10.0%,

b) propilenglicol de 0.001 a 50.0%,

c) metilparabeno de 0.001 a 3.0%,

d) extracto estandarizado de Pothomorphe umbellata, de modo que la formulación contiene 0.005 a 20.0% de 4-nerolidilcatecol.

4. Composición de gel para el uso según la reivindicación 3 donde dicha composición se presenta para uso tópico.

5. Uso de una composición de gel según cualquiera de las reivindicaciones 1 a 4 para la preparación de una composición dermocosmética o farmacéutica para el tratamiento y /o prevención de fotodaño en la piel, envejecimiento cutáneo y/o cáncer de piel.

6. Uso de una composición de gel según cualquiera de las reivindicaciones 1 a 4 para la preparación de una composición dermocosmética o farmacéutica para el tratamiento y/o prevención del daño de la piel provocada por la exposición excesiva a rayos ultravioleta de sol y/o a lámparas de bronceado artificiales y alteraciones provocadas por el envejecimiento cronológico.